domingo, 5 de mayo de 2013

AGNOSIA POR SOBREPROTECCIÓN



Agnosia (del griego γνωσία: «desconocimiento») es la interrupción en la capacidad para reconocer estímulos previamente aprendidos o de aprender nuevos estímulos sin haber deficiencia en la alteración de la percepción, lenguaje o intelecto.

Se diferencia de la afasia anómica en que la persona que padece esta puede describir el objeto, aunque no pueda acceder al nombre para referirlo. En la agnosia la persona no puede describir el objeto, pero las habilidades sensoriales están conservadas.
El reconocimiento táctil de los objetos requiere la indemnidad de los receptores cutáneos que nos permiten identificar su textura, forma y posición en el espacio, lo que posibilita su procesamiento en la corteza somatosensorial primaria y áreas asociativas, llevándonos en último término a reconocer los objetos.
De este modo las funciones somestésicas pueden dividirse en básicas, que son las relacionadas con percepciones simples (temperatura, dolor, vibración…), funciones intermedias como la discriminación del peso o la textura y funciones complejas como puede ser la identificación de objetos al tacto o reconocimiento de lenguajes táctiles (Braille), siendo necesario para estas últimas el conocimiento previo del objeto a identificar y la participación de áreas asociativas.
Ahora que hemos analizado la agnosia como un trastorno leve con cura recurrente, es importante mencionar qué sucede cuando ésta ocurre no por un daño físico o lesión sino por sobre protección.
La mayoría de los padres en algún momento o aspecto determinado han sobre-protegido o protegido en exceso a sus hijos. Esto, en cierta medida, puede ser natural al ser humano. El peligro está en que sea ésta la forma predominante de educar.
Muchos padres ven a sus niños como seres indefensos y no les permiten desarrollar sus habilidades cognitivas, motrices, afectivas ni lingüísticas, por lo que este trastorno aparece sobre todo en bebés de entre los 8 o 10 meses, que inician a gatear, pero cuando son sobre-protegidos no desarrollan esta habilidad motriz que les permite a su vez palpar o percibir tactilmente todos los objetos que le llaman la atención.   
En este caso la cura para la agnosia es simple, ya que se debe dejar que los bebés exploren su mundo de manera segura para calmar la necesidad paterna de sobre proteger  logrando así que los niños perciban directamente texturas de muchísimas cosas y sepan diferenciarlas o al menos reconocerlas, para que en el futuro no se presente más esta deficiencia sensorial.